Bruno Zeppilli

Lima, 1954

“Siempre me ha gustado darle a mi trabajo esa tensión sexual por su fuerza vital.”

B. Z.

Bruno Zeppilli se relaciona con la pintura bebiendo de sus propias fuentes. Construye cada cuadro como si preparara una puesta en escena donde el personaje cuenta una parte de la historia, y el fondo, con un complejo despliegue cromático, cuentan la otra. Obra culta que hace gala de un conocimiento exhaustivo y a la vez natural de la tradición, el eje de su propuesta son los personajes enigmáticos, en situaciones ambiguas, a la vez víctimas y victimarios, estudiados desde una perspectiva aparentemente rudimentaria, casi plana. Atmosferas densas trabajadas con veladuras, una paleta de colores sombríos y un refinado tratamiento de la luz a partir de la oscuridad del lienzo.

Simbólica y perturbadora, la obra de Zeppilli asimila y reinterpreta formas y situaciones que abarcan desde la imaginería popular al arte colonial, del cine a la literatura, la música o la religión para conseguir una pintura que evoca misterio, violencia soterrada y pura vitalidad.

Bruno Zeppilli no solamente es uno de los más importantes pintores de la plástica peruana actual, sino que es también un maestro del dibujo.

Se formó en la Escuela de Artes Plásticas de la Pontificia Universidad Católica del Perú y en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lima. Sus maestros fueron grandes pintores y escultores como Cristina Gálvez, Anna Maccagno, Lika Mutal y fue uno de los alumnos más aprovechados de la maestra Tilsa Tsuchiya, quien hizo que pintara a su lado por largo tiempo para aprender así las técnicas, como tradicionalmente lo hubieran hecho los grandes maestros de la historia del arte.

Actualmente vive y trabaja en Lima.