Melissa Larrañaga

Lima, 1976

“Mis cuadros son como ventanas hacia un espacio mejor.”

M. L.

La naturaleza es el tema central en la obra de Melissa Larrañaga, y el hecho de ser un motivo recurrente en su extensa trayectoria demuestra la importancia que ocupa en su propuesta pictórica. La vegetación que cubre sus cuadros, inmóvil y silente, revela una técnica minuciosa sustentada en un conocimiento en primera persona de los escenarios naturales.

El mundo vegetal que toma Larrañaga como pretexto para construir su obra, no nos trae metáforas ni narraciones, es la propia pintura la protagonista de una obra de fuerte reminiscencia romántica.

Su método de trabajo está basado en la observación directa. Evitando el uso de fotografías, la artista recurre a la memoria y la intuición para plasmar sus imágenes, logrando con ello un lenguaje personal y una variedad cromática libre de la frialdad del hiperrealismo fotográfico.

La obra de Larrañaga es el reflejo honesto de su propio ser, donde lo femenino se muestra como un puerto seguro de calidez y sosiego, donde toda oscuridad se transforma para generar luz y color.

Frente a la abundancia de propuestas contemporáneas desbordantes en drama y aspavientos visuales, la obra de Melissa resulta paradójicamente atrevida por su fidelidad a los métodos tradicionales de la pintura de caballete y el dibujo en tinta china, y por considerar que la belleza, en su estado más puro ― la naturaleza―, sigue vigente como un elemento imprescindible del quehacer artístico.

Melissa Larrañaga se formó en la Pontificia Universidad Católica del Perú y ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas en el Perú y el extranjero.

Vive y trabaja en Lima