CAMINATA NOCTURNA

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27 de septiembre 2011

Fernando Otero  presentará  el 27 de Setiembre su exposición individual en la Galería Forum, a la que ha denominado “Caminata Nocturna”, en esta muestra nos presentará un estupendo conjunto de pinturas de gran y mediano formato.

Como él mismo dice: “Siempre me sentí inclinado hacia la arquitectura, pero enfrentarme al estudio formal, científico de esta carrera, hubiera resultado devastador para mi, cuando en realidad lo que me atraía de ella era la experiencia del edificio como personaje, del espacio que contiene, y de las historias ( ocurridas en la realidad o en nuestra imaginación ) a las que nos remiten, es decir el lado emotivo de la arquitectura. En mi trabajo he desarrollado esos planos mas como promesas que como conjuntos de trazos en si”.

Esta arquitectura aleatoria, aparece como una realidad paralela a su propio proceso constructivo personal, como bien nos dice Victor J. Krebs, Profesor Asociado del Departamento de Humanidades de la Pontificia Universidad Católica del Perú, en la presentación del catálogo:

*Hay una mirada que ordena el caos de la existencia en compartimentos estancos, delinea sus fronteras, establece límites matemáticamente, transforma la densa complejidad de la experiencia, del deseo, del dolor en austera geometría, simpleza y economía. Y hay otra mirada -que es en realidad apenas mirada y más impulso ciego u olvido- que pulsa y exige materia, desorden, encarnación, textura. 

Desde la linearidad y limpieza geométrica que subyace como principio rector a cada imagen de Otero, comienza a surgir por momentos  una sensualidad sedienta que transforma la superficie lisa y tan coordenada en papel empapado que se adelgaza  o se infla y redobla en suaves  texturas y ásperos volúmenes;  en materia estremecida por un color que aunque nace en la línea amenaza con inundarla  y trasgredirla toda, o esparcirse sobre ella como una niebla que vela y transparenta simultáneamente. 

Silenciosa es la rebelión interna que reforma y deforma límites, aguándolas,  derramándolas o engordando las fronteras hasta explotarlas en quiebres, dobleces y rasgaduras. Son tímidos los gestos iniciales de esta pulsión que crece en cada trazo, traicionándolo, haciéndolo cómplice de verdades más oscuras y menos definidas que las antes conocidas , que exigen ya de otra mirada y una sensibilidad  nocturna.

El proceso aquí es de un gradual internamiento en una oscuridad, quizás sólo inicial, un dejarse llevar por fuera de los propios confines y un desprendimiento –o aún más: un sacrificio- de todo lo seguro y conocido.

Si trazamos un plano es para orientarnos, ubicarnos y resguardarnos de todo lo ajeno y desconocido en el espacio. Mas si la línea recta se extiende o se convierte en sinuosidad, el trazo firme y esterilizado se torna mancha o salpicón sangriento, lo liso en textura –en masa o en solidez oscura, por momentos aplastada y revuelta-, entonces el plano que serviría de guía  `´se convierte él mismo en el terreno que pretendía haber coordenado y la propia subjetividad se desborda.

El mapa es ya el propio territorio, y el sujeto se hace un solo ojo ya 0ciego en sí mismo.

Bajo la mirada nocturna, como una revancha contra el hastío de un tiempo estático y la vigilante claridad cartesiana, las líneas que protegían se vuelven de pronto paredes macizas  que encierran o destierran: reverberaciones encarnadas de uno mismo donde uno sólo se encuentra y, ensayándose, descubre la posibilidad de ser siempre mas que uno mismo..

Con el fino sentido y la cautela de quien finalmente accede al descenso sobre un terreno pantanoso que hasta entonces sólo desde el vuelo describió, cada imagen empieza a discernir que es precisamente en lo más bajo y más cercano, en la densidad infinita de la materia, que se encuentra en verdad lo más sublime.*