Jorge Eduardo Maita, a través de una instalación multidisciplinaria, con dibujo, pintura, esculturas y grabados indaga sobre el uso de las imágenes como herramientas para construir identidad y su relación con el ciudadano.

Bajo esta premisa Maita se enfoca en 4 monumentos de las plazas 2 de mayo, San Martín, Bolognesi y Grau. Las ha elegido por ser plazas donde se congregan las marchas de protesta de diferentes grupos. Maita estudia y retoma las imágenes de estos monumentos y se enfoca además en el significado de estas plazas. Toma nota que actualmente las esculturas en el espacio público se encuentran deterioradas y sugiere, a modo de metáfora, que el estado del patrimonio es un reflejo de nuestra identidad y su fragilidad.

Es necesario notar que a pesar de que existe una intensión del estado de relatar la historia de acuerdo a sus intereses, y que la identidad se construye todos los días, las protestas que se dan a sus alrededores, obligan a la gente a ponerse de acuerdo para lograr un objetivo común y son parte de esa construcción de identidad.

Sus piezas las ha hecho como referencia directa a alegorías de esculturas en Lima, que a pesar de la celebración del Bicentenario, están descuidadas o venidas a menos, demostrando falta de identidad ya que el ciudadano no se siente identificado. Pero al congregarse la gente para protestar alrededor de estos monumentos, se re-significan y de una manera “romántica” se siguen añadiendo capas y construyendo historia sobre ellas, además de potenciar la figura de la marcha.

El Artista se apodera de las imágenes de los monumentos y las despliega en soportes de cemento, cartón y cobre, elementos que configuran para el artista dos polos del mito de la modernidad: el metal representa la parte de estructuras rígidas o supuestamente solidas al lado del cartón que es endeble, tosco y reciclado, que sirve de metáfora para pensar en los cimientos en los que se pretende construir una identidad colectiva.