En su trabajo reciente Iris Arregui intenta representar el silencio, el vacío, el misterio. Llegar al espectador y encontrar que tienen algo en común. Decir algo solamente con la imagen, por medio de la percepción puramente visual, Iris busca que la persona que mire su trabajo se sienta acompañada. Sus pinturas no necesitan título, ella considera que esto condiciona el espectador. Arregui apuesta por una pintura emocional que se sostiene por los vínculos que establece con la persona que observa los espacios de color que propone en sus lienzos.

Mediante el trabajo constante ha madurando su lenguaje, dejando en estas obras solo lo esencial. Se acerca a la abstracción de una manera naturalista y sugerente: paisaje, ramas, montañas y horizontes, son el punto de partida de muchos de sus pinturas y dibujos. El color enriquece la composición y nos demuestra el misterio que oculta tras las veladuras, construidas con finas pinceladas manejadas con soltura y seguridad en el trazo que imprimen un sello de suavidad. El resultado final es de una sorprendente sensualidad por el goce visual que proporciona al espectador.