COMPÁS

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1 de abril 2009

Una brújula silenciada, un ritmo detenido, un semicírculo. Un severo reloj marcando un tiempo, una direccionalidad.

En la búsqueda su propio compás, Lorena Noblecilla intenta fijar las coordenadas de sus emociones dentro de imágenes líquidas donde el cuerpo tiene un encuentro consigo mismo y se propone establecer puntos radiales para hallar un centro. Un curso en el que se permitirá reaccionar frente a lo que pensaba estático y constante.

En estas series acuáticas un personaje se relaciona con el silencio sepulcral de espacios llenos de nada, donde un tiempo detenido parece inundarlo todo. Se encuentra con las pulsiones tanáticas de quien se refleja vulnerado, quien se enfrenta con culpas, con omisiones mentales largamente olvidadas e intimidantes símbolos espirituales. Al experimentar con vaivenes y juegos, de pronto la brújula comienza a encontrar un norte, el ritmo un tempo musical y el círculo, a cerrarse. En este nuevo estadío, la dirección sigue la ruta de un estado contemplativo.

Lorena explora con sutil poesía aspectos de la fragilidad humana teñidos por lo emotivo. La materia viva como metáfora de la mente y el espíritu, acude a un ritual de limpieza dado por la vuelta a la matriz ó a un estado de pureza luego de una situación de conflicto. El ojo fotográfico se torna cómplice y alter ego de un personaje que se entrega a una experiencia íntima y catártica, en la que se dan todo tipo de introspecciones: todas con el fin de emerger de sí mismo.

Hacia el final, estos dominios privados e imperturbables se transforman dramáticamente: se lanzan a la rompiente, a proporciones desbordadas, a nadar en aguas crispadas e impredecibles.

La vuelta al punto radial del compás.

Lucía Pardo Grau