Texto escrito por Salvador Velarde
“Federico Bauer juega…
Juega con la inventiva de un artista y con el oficio de un artesano.
Sus obras son seres vivos que nos hablan, se burlan, nos sonríen y nos cuentan secretos. No importa cómo estén hechas, con qué material o con qué técnica. El oficio del artesano desaparece para dar vida, alma y voz a estos personajes que se mueven entre nosotros.
Sí: diversión, fiesta y humor.
Quedo mudo y sorprendido, rodeado de estas obras. Las vacas con caras seductoras, ojos inmensos, que no sé si se burlan de mi, con sus bocas exageradamente pintadas que esconden secretos. No sé qué decirles ni tampoco sé si sonreírles porque quizás, con sus cuerpos de flores de colores encendidos, crean que les hago caso y me seduzcan para llevarme a mundos extraños.
Pájaros coloridos, unos volando, otros, aunque con patas de hierro anclados en el piso, vuelan también llevándose el mundo entre sus fuertes uñas. A las vacas gordas, murmuradoras y floridas no les importa que los pájaros hagan tanta bulla.
Y en este tumultuoso universo aparecen más seres: ángeles y angelitos, señoras desvergonzadas, otras aparentemente decentes y más seres desconcertantes. Todos hablan entre ellos y nos miran. No sabremos al salir de acá, si estos personajes nos habrán seducido y convertido en otros seres también raros del mundo de Bauer. Él, desde esa multitud de ojos, nos observa y se ríe.
Como saltarín, va de una emoción a otra, pasa del pecado a la santidad, de la bulla al silencio, del alboroto a la reflexión. Juega siempre. Es un niño travieso, nos desconcierta, nos divierte, nos incomoda, nos llena de alegría pero también de perturbación e inquietud. Todo a la vez
Pero nuestro artista tiene otra vertiente en su creación. Yo la llamo su lado monacal, su lado silencioso,
su equilibrio. Es el mundo de sus texturas, sus cuadros no figurativos, compuestos de espacios y líneas, sin colorido, sólo grises y tierras. Composiciones sombrías sin efectos llamativos. Obras que llaman a la contemplación y al silencio.
No sé si son opciones opuestas, creo más bien que son complementarias, y al mostrarlas juntas, este mundo festivo y su vena de serenidad confluyen en un tercer discurso que nos habla de la complejidad de la imaginación y de la riqueza y el laberinto de nuestro pensamiento.
Salvador Velarde
Pachacámac, Setiembre 2024