5 CANCIONES

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Miércoles 1 de marzo
al 18 de marzo 2017

CINCO CANCIONES PARA QUIEN AÚN ESCUCHE
Texto por Gisele Girón

Rosas de plástico que proclaman soledad, montañas de papel que cantan, geniogramas sabatinos modificados, un mapa instintivo de memorias de viaje y registros de una realidad costera, forman parte de una lista de reproducción “muy filin” que busca identificar una estética personal para entablar lazos afectivos con un otro, un otro que puede ser un espacio, un viaje e incluso uno mismo. Sus autores: Pierina, Andrea, José María, Paola y Lucía, asumieron el desconocimiento sobre sí mismos como ruta que a través del trabajo visual les permita esbozar una propia biografía.

El dibujo de carretera, el acceso a los archivos personales, la conversa con un otro, la observación cautelosa y detallada, la cuidadosa selección de imágenes y objetos son parte de un proceso para ayudar el frágil y casi imposible proceso de componer un recuerdo verídico. El disentir con el lienzo y el acercamiento al papel, así como el uso de materiales poco convencionales como papel manteca, jackses y cartulinas de tamaño miniatura reiteran que lo personal también se traduce en la elección formal de las herramientas de apoyo.

En su construir biográfico estos autores deciden echar luz a una subjetividad bastante satanizada en la actualidad y hablar desde ella como forma productiva de entender el contexto y el devenir de su generación. Son necesarias las agallas para enfrentar un discurso dominante que decididamente nos trata de convencer que en tercera persona todo es más válido y verídico, pero olvida que en primera persona puede ser más gozoso. En el caso de estos artistas hablar en primera persona es otorgarle la importancia necesaria al diálogo colectivo, y a la necesidad de desmontar la supuesta objetividad del rigor académico con la que son juzgadas una gran diversidad de sentires.

Ninguna elección es gratuita, el capricho y burla juegan un rol constante en los procesos creativos de estos cinco autores. Un nudo en la garganta es la imprevisible respuesta a una serie de experiencias que apelan a inseguridades generacionales y a jóvenes adultos quienes empiezan a tomar responsabilidad sobre su producción visual, sin dejar de exponer sus vulnerabilidades y con toda la osadía para colorear fuera de la línea. Sus debilidades retinales nos remiten a paisajes cotidianos de la costa limeña: espacios tatuados por modos de dar afecto, mapas de información infinita y límites imaginarios, ejercicios de práctica familiar, las playas del pacífico y los cerros y montañas que la rodean. Todos estos escenarios se formulan en livianas composiciones de papel y plástico que se instalan y vorazmente proclaman su espacio en la galería.

En un contexto que aspira a ser hipertextual, el banco infinito del lenguaje por medio de enlaces, estos 5 autores limeñxs insisten en la observación y en el oír del texto como imagen y sonido; como canción. Ellxs no asumen un espectador, acostumbrados a ser dejados en visto, esperan conocer a este espectador por medio de su disposición a escuchar el playlist de canciones que, en forma de trabajos visuales se instalan en este espacio. De esta manera, ellxs dedican esta muestra a todos aquellos que ciegamente creen en la imagen antes del texto.